Hay pocas cosas tan aburridas como las rocas. Estas simplemente están allí inmóviles en un lugar. Entonces, ¿cómo podría alguien encontrar las rocas interesantes, especialmente un estudiante de cine de 20 años de edad? Este fue el desafío que enfrenté en mi tercer año de universidad. Recientemente me había transferido a una nueva universidad y aunque estaba en el programa de cine, todavía necesitaba un curso más en ciencias para cumplir con los requisitos de mis estudios generales. El problema era que el único curso que se ajustaba a mi presupuesto y horario era el de geología.
El estudio de las rocas. ¡Oh no!
Podría haber hecho el mínimo esfuerzo y pasar con B o C. Pero cuando cambié de universidad, me había propuesto que iba a intentar ser, por una vez en la vida, un estudiante de A. Esto no fue un problema en las clases de cine porque las disfrutaba y, por lo tanto, puse todo mi empeño en cada asignación. Ahora tenía que encontrar una manera de que me fuera bien en la clase sobre las rocas. ¡Pero era tan aburrido!
Fue este desafío el que me llevó a descubrir un truco para aprender cualquier materia, incluso aquellas que no me gustaban. La clave es estar interesado. Que algo te interese es la parte fundamental del aprendizaje. Me di cuenta de que la razón por la que me fue bien en mis clases de cine fue que me interesaba el tema. Entonces razoné, si pudiera encontrar una manera de que me interesaran las rocas, también podría irme bien en la clase de geología. Y funcionó.
Incluso después de terminar la universidad, este método ha demostrado ser útil en repetidas ocasiones para convertir cualquier materia de un martirio en una delicia. Funciona de esta manera:
El valor del interés para aprender
Aunque me topé con este sistema por mi cuenta, resulta que existe toda una investigación que lo respalda. Muchos estudios en el campo educativo han demostrado que si un maestro puede convencer a los estudiantes de que se interesen por un tema, sus calificaciones mejorarán. También tiene sentido en la experiencia. Piensa en tus materias favoritas en la escuela. Un gran maestro a menudo es un apasionado de su materia, quien a su vez nos ayuda a interesarnos en el tema y a que nos vaya bien en la clase.
Incluso hace cien años, los maestros observaban y apreciaban la conexión entre el interés y el aprendizaje. En 1913, Francis Lockwood publicó su libro The Freshman and His College (El estudiante de primer año y su universidad).
En este, él enfatiza algo similar: «A la larga, el secreto del estudio reside en nuestra capacidad de sumergir nuestro pensamiento, nuestra tarea, nuestra lección en la corriente del interés.»
No siempre podemos confiar en buenos profesores para que hagan que un tema sea interesante. A veces debemos asumir la responsabilidad de sumergir nuestros estudios en el interés.
El salmista parece sugerir también la conexión entre el interés y el aprendizaje. En el Salmo 119:97 él escribe: «¡Cuánto amo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.» El amor por la ley de Dios tiene una relación intrínseca con la meditación de ella. Se interesa por ella, así que medita y reflexiona.
El valor para los cristianos
Y, por supuesto, esto no solo se aplica a los estudiantes. Dado que la vida cristiana es una progresión en términos de la santificación, y dado que la santificación es la obra del Espíritu Santo al aplicar la Palabra de Dios a nuestras vidas, en realidad somos aprendices de por vida. El cristiano que no está creciendo en su conocimiento de la Palabra, no está creciendo en su caminar con Cristo.
¿Cuántos cristianos tienen amor por el libro de Levítico, Crónicas o los Profetas Menores? Los encontramos aburridos, por eso los ignoramos. ¡Qué valioso es, entonces, aprender cómo podemos hacer de estos textos inspirados nuestro deleite para que podamos aprender lo que el Espíritu dice en ellos!
No es sólo la Biblia lo que debemos aprender. Los cristianos que buscan ser buenos mayordomos de sus vidas para la gloria de Dios, no sólo son estudiantes de la Palabra, sino que también somos estudiantes de por vida de nuestras vocaciones. Queremos amar a nuestro prójimo y glorificar a Dios siendo excelentes artesanos, predicadores, escritores y amas de casa. La única forma de ser excelentes en nuestro trabajo es nunca dejar de aprender. Pero a veces el tema que más necesitamos aprender es el que menos nos interesa.
Una cosa es decir «esto me debe interesar.» Pero, ¿cómo lo hacemos realmente?
Cómo encontrar cualquier tema interesante
Es fácil aprender algo que ya nos interesa. Pero, ¿qué pasa con las cosas que no están estrechamente relacionadas con nuestros intereses? La clave es darse cuenta de que todo está al menos incidentalmente relacionado con algo que ya te interesa.
Después de superar la molestia de tener que tomar clases de geología, abrí mi mente para considerar cómo el conocimiento de las rocas podría beneficiarme. Entonces, caí en cuenta: ¡Dios hizo las rocas! De repente, la diversidad de cada roca ígnea, sedimentaria y metamórfica se transformó ante mis ojos de meras respuestas de cultura general a una hermosa obra de mi Padre Celestial. Los procesos hidrológicos y volcánicos más extravagantes pasaron de ser ilustraciones en un libro de texto a demostraciones de sabiduría divina.
Ahora, un tema que casi me aburría hasta sacarme las lágrimas, era un estudio animado y emocionante. Aprender sobre las rocas estaba avivando mi adoración a la Roca Eterna.
Y esto puede funcionar para cualquier cosa que necesites aprender y que no necesariamente deseas aprender. Simplemente conecta el tema poco interesante con algo que ya te guste. Y para los cristianos, lo que más nos importa es Dios. ¿Por qué el salmista amaba la ley de Dios? Porque amaba al dador de la ley. Si odias aprender a hornear, relaciónalo con la alegría de servir a otros a través de la hospitalidad. Si estás aburrido leyendo el libro de Levítico, recuerda que es el libro que mejor explica la santidad del Dios que tanto deseas conocer. Y si no puedes leer el manual de esa nueva máquina en el trabajo, considera que el convertirte en un experto de esa máquina te permitirá servir bien a tu prójimo y glorificar a Dios con la excelencia en tu trabajo.
Conclusión
Sigue aprendiendo, sigue creciendo y sigue cultivando tu mente y espíritu, encontrando formas de interesarte por el trabajo que tienes por delante. Asócialo con lo que es más importante para ti: tu Señor. Si encuentras una manera de interesarte, no tendrás ningún problema para aprender cualquier materia.
Artículo original: https://www.redeemingproductivity.com/master-any-subject-by-making-it-interesting/
Traducido por Nedelka Medina (nedelka.medina@gmail.com)
Editado por Yamell Garcia